enero 14, 2009

La letra M


Siempre me ha asombrado la forma en que absorbes el mundo que te rodea, y dentro de mi me maravilla pensar que yo pasé de chica por el mismo proceso... Amo el lenguaje: lo que enriquece una conversación, los tesoros impresos en los libros, lo que puedo escribir y compartir... Quizá por eso, un aprendizaje tuyo del que estoy más atenta tiene que ver con las palabras... En el habla ya eres un gran experto: cantas todo el tiempo, haces obras de teatro, títeres o circo, inventas diálogos, creas historias, siempre tienes tema de conversación!!... Y cada noche, sin falta, me pides -más bien me exiges-, que te lea más de un cuento; y aunque tienes unos preferidos siempre hay novedades en tus elecciones. A veces, incluso, soy yo la que inventa cuentos para ti: también me los pides y los gozas.
Ahora estás en una etapa nueva en la escuela, en Casa de Niños, con Paty y Kari, y eso te llevará a la lectura y escritura, pero ya desde Comunidad Verde, hacia el final, inició tu curiosidad por los significados de las letras. Un día, sin previo aviso, me preguntaste cuál era la letra de tu nombre... "La M", dije, "pero además de Matías es la M de Montaña, de Mamá, de Martha, de Música que tanto te gusta, de Manzana, de Mirada... y se escribe como dos montañas juntas...".
Fue un comienzo único para ambos porque la empezamos a buscar en todos los cuentos y letreros, hasta que por fin la dominaste y ahora la identificas tú solo en mayúsculas o minúsculas, manuscrita o de molde, en trazo... Tu siguiente pregunta fue "¿cuál es la letra de mi papá?"... "La C, de Carlos", que también ya dominas en nuestras lecturas nocturnas.
En el baño tienes letras de esponjas, cuatro solamente, con las que puedes formar las palabras "Roma", "Mora" o "Amor", aunque a veces "escribes" MROA, MAOR, AMRO y otras posibilidades que me haces leerte y que te producen grandes carcajadas por su no significado y el énfasis que en eso pongo. En el refri tienes también un alfabeto de imanes y muchos números de colores; cuando me ayudas a cocinar te das tiempo de acomodarlos arbitrariamente y ponerme a leer los disparates que surgen, ¡nos divertimos mucho!
En la calle siempre identificas la M de Matías y la señalas con una clase de orgullo feliz "porque es tu letra". Incluso, un día comimos en un restaurante de nombre "Matisse" y cuando te lo dije sonreíste y comentaste, "casi igual que yo..."
Recientemente has inventado otro juego (para ti es algo serio y así lo asumo yo). En medio de una plática o de un juego hay palabras o frases que te atraen, y entonces me dices: "mamá, cómo se escribe -por ejemplo- princesa...", y caminando o manejando yo respondo "p" y tú repites "p", "r"-"r", "i"-"i", "n"-"n", "c"-"c", "e"-"e", "s"-"s", "a"-"a" para concluir con las sílabas "prin"-"prin", "ce"-"ce", "sa"-"sa", con lo que quedas satisfecho hasta que aparecen otras palabras que te intrigan: mamá, cómo se escribe: niño grande, pelota profesional, primo, abuelo Tomás, circo, Claudia, Sherk, Tigresa, Bolt, Greta, elevador...
Ves con tu papá programas de TV y con tus abuelos películas. En nuestra casa decidí no tener televisión (yo la extraño, a veces), pero cuando comparto contigo tus avances en el lenguaje, tu imaginación bulliciosa y sin límites, o estos juegos de escribir y deletrear palabras en el aire que tú y yo nos inventamos, me alegra mucho no tener tele... Y "mucho" también se escribe con la "M" de Matías.