Marisol y Cuauhtémoc, tus padrinos, estaban elegidos desde que tú eras un anhelo y aún no te aparecías por mi vientre. Tu papá y yo los queremos muchísimo: en parte por las mismas razones y en otra por motivos diferentes cada uno. Son amigos entrañables y de las mejores personas que conozco para que estén cerca de ti y te acompañen en muchos momentos de la Vida.
En estos últimos meses aprendimos algo importante juntos...
Toda relación humana tiene procesos, es decir, vivencias especiales que transcurren en el tiempo. Nosotros hemos cosechado experiencias muy valiosas desde que nos conocemos -alegrías, cansancio, retos, dolor, conocimiento, aventuras...- y aunque a veces hemos estado físicamente lejos (ellos vivieron unos años en Barcelona por estudios después de casarse), de corazón siempre hemos sido muy cercanos...
¡No te imaginas cuánto y cómo confío en ellos! Y no me refiero sólo a las confidencias, sino a esa grata sensación de sentirme acogida por su amistad y de un fuerte deseo interno por acogerlos de igual manera...
En todo este tiempo nunca habíamos estado tristes o enojados entre nosotros. Sí por otras circunstancias o personas, pero eran sentimientos que compartíamos y no que nos irrumpían con desazón y brusquedad.
Hoy no importa el por qué, pero nos enojamos. Y como nuestra relación es tan fuerte y especial, eso dio pie a una época de desconcierto y tristeza. Afortunadamente fue corta, y de ambas partes nos extrañamos y lo dijimos y pusimos fecha y nos reunimos, y sin que hubiera necesidad de explicación alguna, simplemente nos abrazamos y continuamos conversando con el interés y el enorme cariño de siempre, contándonos las cosas importantes, bromeando, deseándonos el bien, acumulando buenos recuerdos.
La enseñanza es muy valiosa Matías: cuando el cariño es verdadero y las relaciones valen la pena, hay que seguir estando ahí el uno para el otro. No necesitamos vernos o hablarnos diario, pero ellos saben y yo sé que cuentan conmigo y yo con ellos, para disfrutar la Vida, para sobrepasar momentos difíciles, para tratar de aclararse en la escucha de otro cuando uno está confundido, para celebrar...
Me alegra que este lapso de silencio extraño no haya existido para ti y que tu corazón se haya llenado de emoción por saber que ibas a verlos y por verlos. Este aprendizaje y tu corazón colmado los hacen aún más, por mucho, los mejores padrinos del mundo!