septiembre 27, 2009

Mexicano


¡Cómo te late el corazón al saberte mexicano! Te fascina el lábaro de México, sus colores, el águila y la serpiente, y eres feliz con tu bandera mayúscula, que desde hace un par de años te regaló tu papá para que gozarás aún más las celebraciones patrias. Te gusta escuchar la palabra que nombra a tu país, y aunque a veces no entiendas de qué se trata -como en el fútbol del que ninguno de los dos sabe mucho, o más bien nada- te encanta saber que "ganó México", o escuchar, cuando promueven los juegos de la lotería, la frase que dice "¡Juégatela por México!".
Cuando te miro, te escucho y siento tan emocionado, mi corazón late con la misma fuerza que el tuyo: me contagias y me conmocionas, porque además pienso que si todos tuviéramos esa espontánea fuerza por el país, ese cariño incondicional, ese orgullo... viviríamos un mejor panorama del que hoy se lee en los diarios. ¡No te imaginas cómo duele, a veces, saber todo lo que está pasando actualmente en México! Se supone que es bueno estar informados, conocer lo que ocurre, atender las editoriales y los análisis de expertos. Yo lo dudo mucho últimamente, reviso como de pasada los titulares y encabezados de las notas, sólo leo las que son interesantes, las de cultura, espectáculos, alguna que otra de ciudad, muchas de hazañas humanas. Hay que llenar los pensamientos de temas inspiradores y positivos, fortalecer el espíritu con las proezas que marcan vidas, hacer el propio análisis de lo que uno necesita o no saber para crecer, para mostrarte las bellezas de este mundo y al tiempo darte armas para que aprendas a cuidarte por ti mismo. ¡Es un reto complejo! Ser mamá es laborioso y no siempre es fácil trazar los bocetos correctos para guiarte. Pero estos días, en este mes en que festejamos a México, ha sido una maravilla compartir contigo esta querencia especial por el país en que hemos nacido, porque significa nuestra raíz, gran parte de nuestra esencia. Eres mexicano y es grande que te guste serlo. Y a mi me basta saber que soy tu mamá para aquilatar mi corazón, ¡como te quiero, mi mexicano querido!