febrero 12, 2010

¡Fabulosos Cinco!

Mi querido Matías: te miro y me maravilla que ya tengas cinco años... Hay veces que cierro los ojos y puedo sentirte flotando en mi vientre: me llena de gozo reconocer que la comunicación cercana que iniciamos en esos tiempos, continúa. ¡Me encanta platicar contigo! Escuchar tu amplio manejo del lenguaje, tus expresiones únicas - ¡Wow! ¡Genial! -, la forma en que aprecias lo que te rodea y le otorgas valores que me hacen recapacitar acerca de lo prejuiciosos que luego nos volvemos con la edad. Haces que mi mundo se vuelva energético y renovado, porque a través de tus ojos todo adquiere nuevos sentidos... ¡Eres inspirador! Y de las mejores cosas que tienes, me alegra ser testigo de la forma en que gozas la vida, como te entregas a tus afectos, la claridad sobre las personas que amas en este mundo y los "por qué" únicos de tu vínculo con cada ser. Lo mismo puede ser "Lulú", tu bisabuela de 89 años, también recién cumplidos, que se va a ir una semana a Zihuatanejo, de viaje, con un entusiasmo contagioso; o Emi, tu compadre de la escuela, quien desea ser paleontólogo de grande y, hoy por hoy, ya es un experto en dinosaurios. Tu amplio abanico de afectos me habla del ser humano que ya eres, y me parece lleno de buenos augurios para tu futuro. Te entregas de corazón, sin importar la edad, el estado de salud, el sexo, la circunstancia económica, el lenguaje, los oficios, las creencias, ¡el color o la forma del cabello! Lo importante es la esencia del ser, y aunque este hecho denota sencillez y sabiduría, es complejo llevarlo a cabo. Cuando creces estás expuesto a muchas influencias, no siempre positivas, y a veces a uno le da por anteponer preocupaciones o miedos mal justificados, antes de entregarse a una relación que puede derivar en una amistad única, en un afecto "que valga toda la vida". Ver a las personas a través del corazón, y tu gusto por conversar y conversar, te mantendrán bien acompañado en el largo camino que te espera. Yo estaré ahí todo el tiempo que la vida me permita, justo como ahora, gozosa de verte crecer y atenta a tus sabias enseñanzas. Te amo...