septiembre 14, 2010

5.5 kilómetros



Este sábado fuimos a un evento organizado por la Fundación Somos Agua... Ir al paraje Corral de Piedra y Caminar pensando en el agua. Originalmente sólo íbamos a ir adultos y tú ibas a pasar el día al cuidado de una persona que recién conocíamos, aunque estaba muy bien recomendada. Pero al llegar al lugar de la cita vi que había otros cuatro niños, que aunque tenían 8 años eran eso: niños. Así que regresé por ti, con la certeza no sólo de que aguantarías la caminata sino de que la disfrutarías a lo grande... ¡y así fue! Nunca pediste que te cargara y convivías lo mismo en el grupo de esos pequeños que con los grandes. Ibas y venías compartiendo descubrimientos y sonrisas. La presa que atravesamos en lancha, los hongos en sus muchas formas y colores, los sonidos de la brisa, los aromas... Todo era un cúmulo de bendiciones para tus sentidos, que siempre se alistan para nutrirte y ayudarte a crecer con sabiduría. ¡Lo mejor por supuesto fue el encuentro con el agua! Desde los charcos iniciales -donde más que verla se oía al cloquear de las pisadas- hasta el franco chapotear contigo metido -literalmente- hasta las rodillas en un riachuelo de agua fresca y recién surgida del manantial...
Los pantalones terminaron de rasgarse en las rodillas, y con la tierra acumulada en ellos, tu playera, los calcetines y las botas bien podría llenar una maceta... ¡Pero todas tus exclamaciones de asombro y tus risas bien valen la pena!
Nos diste una lección a todos: a lo largo de los 5.5 kilómetros de travesía mostraste fuerza, espíritu, entrega a la naturaleza, respeto y cariño por el agua limpia y clara que tanto nos da... Y además te diste tiempo de capturar imágenes con mi cámara: el paisaje, rostros de los compañeros de aventura, la alfombra verde que hace el musgo, y más...
¡Eres el mejor compañero del mundo! Y quiero caminar contigo todo lo más que se pueda, con los sentidos como los tuyos esta jornada: abiertos para recibir y dar.

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